Desde la Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana - Capítulo Panameño de Transparencia Internacional (FDLC- TI Panamá) presentamos los resultados y análisis de esta encuesta nacional sobre la visión de la sociedad en general en relación a la participación política de las mujeres en Panamá —las barreras y oportunidades socioculturales existentes, el sistema político y su efecto en la intención de voto— como aporte a la promoción de la participación de las mujeres en la vida pública, económica y política del país, especialmente en los espacios de toma de decisiones y los puestos públicos de elección popular. Lo hacemos bajo el principio de que, a mayor participación de toda la ciudadanía, mejor democracia, y que la lucha contra la corrupción requiere un enfoque de género para abordarla efectivamente.
Entre los propósitos de FDLC-TI Panamá está la promoción de la participación activa de la ciudadanía en la vida política del país y lo que ello presupone y conlleva: el conocimiento de sus derechos fundamentales, la mejor selección de candidatos a puestos de elección, el reforzamiento del sistema electoral y la pureza del sufragio. Paralelamente, buscamos aumentar la conciencia pública sobre la ocurrencia y el impacto de la corrupción en todas sus formas; promover la transparencia y la rendición de cuentas en el sector público y privado, y apoyar a las instituciones y mecanismos para combatir la corrupción1.
Si bien la ciudadanía en general, de todas las edades, etnias, grupos socioeconómicos y géneros, a menudo ve mermada su capacidad de participación en la vida política, por manifestaciones de la corrupción política, tales como el clientelismo y el padrinazgo, los grupos más afectados son aquellos marcados por la pobreza, el desempleo o la informalidad. En nuestra sociedad, estas vulnerabilidades son a menudo transversales en el caso de las mujeres y la corrupción presenta para ellas impactos diferenciados y obstaculiza el progreso hacia la igualdad de género y es una barrera para el pleno acceso a sus derechos cívicos, sociales y económicos.
Desde 2018, el movimiento global de Transparencia Internacional, viene trabajando para viabilizar y contrarrestar los impactos diferenciados que la corrupción tiene sobre las mujeres2. Y es que el género de una persona afecta a sus experiencias de corrupción de muchas maneras; puede influir en la probabilidad de que paguen o acepten un soborno, en las formas de corrupción a las que pueden enfrentarse y en cómo las perciben y actúan.
En las sociedades en las que las mujeres son tradicionalmente las principales cuidadoras del hogar, como en Panamá, situación agudizada por la pandemia que ha golpeado social y económicamente aún más a las mujeres del país3, estas dependen de los servicios públicos -salud, educación, transporte, agua- que las hace más vulnerables a ciertos tipos de sobornos. La propia corrupción puede adoptar formas específicas de género, como la práctica de la extorsión sexual, o sextorsión, donde favores sexuales son la moneda del soborno exigido. En Panamá, el Barómetro de la Corrupción 2019, encuesta nacional que mide las experiencias directas de la corrupción de los ciudadanos, arrojó que el 14% de las personas ha experimentado o conocen personas que han experimentado sextorsión4.
Las mujeres, por supuesto, son parte de la solución y tienen un importante papel que desempeñar en la lucha contra la corrupción. Pueden contribuir a mejorar los sistemas de rendición de cuentas e integridad y a crear marcos de gobernanza que respondan mejor a sus necesidades. Involucrar a las mujeres en todos los aspectos de la vida pública, incluyendo, pero no limitándose, a la lucha contra la corrupción. El diseño de políticas anticorrupción sensibles al género es un paso importante en esta dirección. Para ello deben tener la oportunidad de acceder a esos espacios en un sistema político partidista y gubernamental que no se ha transformado a la velocidad del sentir social y que está muy lejos de ser “un campo de juego nivelado”, como las leyes electorales actuales evidencian.
Convencidos de lo anterior, en FDLC-TI Panamá, desde 2018 incorporamos la perspectiva de género en nuestros programas contra la corrupción política. De cara a las elecciones generales de 2019, desarrollamos el proyecto “Barreras Invisibles - Candidatas Transparentes5”, bajo el auspicio de la Embajada de Canadá en Panamá y en alianza con el Tribunal Electoral y FONAMUPP, con dos componentes: un programa de formación para las candidatas a puestos de elección, en temas de integridad, transparencia y manejo de fondos; una campaña digital de voto informado para contrarrestar sesgos culturales. De esta experiencia directa con candidatas, tanto de partidos políticos, como independientes, y las múltiples dificultades que relataban haber enfrentado —entre otras la corrupción en forma de clientelismo político, estructuras partidistas cerradas—, surgió la evidente necesidad de una investigación nacional que arrojara información objetiva sobre la visión y el sentir de la sociedad panameña frente a la participación de las mujeres en los espacios de toma de decisiones.
Presentamos hoy, bajo el auspicio de la Embajada de Canadá, la Embajada Británica, el Tribunal Electoral y donantes locales, los datos, análisis y recomendaciones que surgen de esta encuesta para uso de todos los actores del sistema político nacional, partidos políticos, organizaciones de sociedad civil, entidades públicas, medios, votantes, y sobre todo de las mujeres que están interesadas en correr a puestos de elección en las elecciones generales de 2024 y aportar a la vida pública con integridad y transparencia, sumándose a la lucha contra la corrupción.